jueves, 28 de abril de 2022

El artista nace, pero también se hace.

En las sabias palabras de la película infantil de Disney, Ratatouille, “un artista puede provenir de cualquier parte, pero no cualquiera puede ser artista”   Muchas veces, cuando las personas se dan cuenta que tienen un talento natural para las cosas, piensan que eso es más que suficiente para triunfar en lo que les apasiona de la vida. Esta visión tan frecuente en los jóvenes es muy equivocada, es muy diferente tener cierta sensibilidad al arte –a veces ni siquiera eso– a crear una obra de arte. Lógicamente un artista debe nacer con inclinación a lo estético, necesita talento natural y también necesita curiosidad e interés, pero muy difícilmente se llega a dominar una disciplina sin técnica: hay que conocer las reglas para saber romperlas.  El término “arte” proviene del latín arsartis, reproducción del griegotechneArs (arte) y techne (técnica) definen entonces las dos dimensiones de lo artístico: ars, relacionado al estético, emotivo y techne, relacionado con producciones intelectuales y artículos de uso. En ese sentido, arte es la fusión de destreza y técnica para la realización de una actividad, mediante su práctica.  El problema es que se cree que hoy el arte no tiene ni definición, ni objetivo, es decir que –bajo este disparate- podemos considerar como “arte” básicamente a cualquier cosa que carezca o no del sentido de la estética. Esta teoría cuestionablemente tomada como válida por muchos es injusta para todos aquellos que han dedicado sus vidas a aprender a desempeñarse profesionalmente en este ámbito.
La comunicación 2.0 ha traído consigo un sinnúmero de posibilidades y ventanas al mundo, es común que una persona con facilidad y gusto por las palabras tenga un blog en el que exponga su “poesía”, pero es muy distinto hacer algo empíricamente como pasatiempo a tener pretensiones de grandeza sin haber sido educado primero. Lo más natural es que, si descubres que tienes talento especial para algo, te interese educarte en el tema y potenciar esas habilidades innatas. Ojo, que el talento natural para las cosas no significa “nacer sabiendo”, significa que uno tiene ciertas destrezas que le facilitan una disciplina. El problema es que, por la tremenda necesidad del ser humano de sentirse diferente a los demás, hoy cualquier joven con un diccionario de sinónimos en la mano se cree poeta, o cualquier persona con una grabadora de voz y un micrófono se cree cantante. En las sabias palabras de la película infantil de Disney, Ratatouille, “un artista puede provenir de cualquier parte, pero no cualquiera puede ser artista”. Las generaciones más jóvenes se han hecho famosas por tomar atajos o emplear “fórmulas mágicas” para hacer las cosas. Es esa la razón por la cual escritores como Paulo Coehlo son Best Sellers. La verdad es que no existen pasos para vivir la vida perfecta o para ser millonario. Tampoco es cuestión de destino, ni de buena suerte. Triunfa aquel que busca oportunidades y se preocupa por mejorar su capacidad profesional. Porque la verdad es que el arte es una industria, una profesión que debe ser estudiada para ser dominada.noviembre 6, 2014 .